Por María Morales M.
Dadas las restrictivas condiciones financieras en las que ha caído la economía global, se hace necesario desarrollar innovadores trajes financieros para enverdecer las finanzas y compensar el riesgo corporativo.
Frente a esta realidad, es crítico la puesta en marcha de esquemas modernos para el financiamiento de proyectos de energética sostenible, como lo son los relacionados a energía eólica, solar, térmica; almacenamiento de energía; flotillas de trasporte eléctrico; y proyectos de infraestructura sostenible.
Ahora bien, existen tres mercados principales para el fondeo de este tipo de proyecto:
Capital privado
Este mercado está constituido por inversionistas de riesgo, que comprometen capital en función de hitos, y pueden darse una o varias rondas. Es usual contar con este tipo de recursos en la etapa de pre construcción, donde el proyecto tiene listo los diseños y se trata de llenar la base de capital social (Equity).
Banca comercial
La banca local cuenta con parámetros para evaluar las características de las estructuraciones y a la fecha casi las únicas opciones para el fondeo de estos programas.
Tratándose de estructuras de energía renovable, la banca posee líneas de crédito de fondos internacionales en mecanismos bien estructurados.
Mercado de valores
En Costa Rica, la SUGEVAL tiene reglamentos afines al financiamiento de proyectos y la titularización de activos. Los fondos de pensión e inversión son los principales demandantes de estas emisiones. No obstante, la volatilidad del mercado financiero por las recurrentes crisis fiscales y la alta concentración de la inversión de portafolio en el título de gobierno, representa un freno para el desarrollo de estas emisiones.
Pese a lo prematuro de nuestros mercados en esta materia, lo cierto es que somos 7 billones de personas compartiendo una sociedad compleja. Existe abundante energía, pero el planeta está urgido de fuentes renovables que permitan cumplir a todos los países firmantes del Acuerdo del Clima (París-COP21) sus presupuestos de carbono, es decir, una reducción anual de emisiones de gases del efecto invernadero hasta una suma neta en el año 2050.
La oportunidad es enorme.
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