Oscar Luis Chaves B.
A medida que el mundo se prepara para la 28ª Conferencia de las Partes de la CMNUCC (COP 28) del 30 de noviembre al 12 de diciembre, Dubai, Emiratos Árabes Unidos, se hace evidente que las acciones de mitigación y adaptación al cambio climáticos no son suficientes. Esta cumbre presenta una oportunidad crucial para abogar por un enfoque más integrado, donde la sostenibilidad no solo es un componente adicional de nuestras economías, sino el núcleo central de la creación de valor económico.
La sostenibilidad debe ser el principio rector en todas las inversiones y decisiones económicas, redefiniendo el concepto tradicional de capital. Hoy en día, el capital trasciende el ámbito financiero para incluir el capital humano, intelectual y natural. Este cambio de perspectiva es vital porque el valor económico de las empresas y las naciones ya no se puede medir solo por sus balances financieros. El verdadero valor reside ahora en la capacidad de generar externalidades positivas y en cómo las empresas y las economías gestionan sus impactos más amplios en la sociedad y el medio ambiente.
La COP 28 debe establecer este enfoque integrado como un estándar global. Los Nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible deben ser ambiciosos y holísticos, con políticas y prácticas que incorporen la sostenibilidad en el núcleo de la estrategia económica. Los acuerdos deberían centrarse no solo en reducir las emisiones de carbono, sino también en promover la equidad social, preservar la biodiversidad, y fomentar la innovación y la resiliencia a través de la inversión en capital humano e intelectual.
La financiación climática debe ser reimaginada. Los fondos deben fluir no solo a proyectos que reducen las emisiones, sino también a aquellos que crean valor sostenible a largo plazo, como la educación, la salud y la infraestructura verde. Esto requiere una reevaluación de los modelos de costos de capital que consideran el valor de los activos naturales y el bienestar social junto con los rendimientos financieros.
Además, la COP 28 debe reconocer que vivimos en un sistema ecosistémico complejo. Cada acción tiene un efecto en cascada, y nuestras prácticas económicas deben reflejar esta complejidad. El aprendizaje es crucial en este proceso. Debemos aprender de las externalidades negativas del pasado y adaptar nuestro enfoque para maximizar las positivas. Esto significa adoptar la innovación, no solo en tecnología, sino también en nuestra forma de pensar y operar.
Por último, es hora de que la COP 28 dé un paso adelante y defienda un nuevo enfoque del capitalismo, uno que esté en armonía con nuestro planeta y sus habitantes. Este nuevo capitalismo sustentable debe ser visto como el único camino viable hacia adelante, uno que garantiza que el valor económico que creamos hoy no se haga a expensas de nuestro futuro colectivo.
En resumen, la COP 28 tiene el poder de establecer una nueva era de capitalismo, donde la sostenibilidad y la creación de valor económico van de la mano. Este enfoque integrado es esencial para garantizar que superemos los desafíos climáticos y capitalicemos las oportunidades para construir un mundo más resiliente y próspero. El momento de actuar es ahora, y el mundo estará observando.
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