Fernanda Sáenz
Una de las metodologías más utilizadas para la contabilización de emisiones financiadas es la presentada por la iniciativa del Partnership for Carbon Accounting Financials (PCAF), siguiendo los principios del Protocolo de Gases de Efecto Invernadero.
Dicha metodología nace en 2019 gracias a la alianza de diversas instituciones financieras a nivel internacional para desarrollar un enfoque armonizado para la medición y divulgación de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) financiadas por los bancos e inversores. Actualmente se encuentra conformada por más de 340 instituciones financieras, con un total de activos de 85 billones de dólares.
Por emisiones financiadas entendemos que estas no son generadas por la organización, ni controladas directamente por la entidad financiera, sino que corresponden a la participación se tiene a través del crédito que se brinde a otra empresa, actividad o proyecto, donde se generen emisiones de GEI.
Su cuantificación permite recolectar información clave para la definición de objetivos, reducción de emisiones y el desarrollo de una estrategia de descarbonización de las carteras, además de facilitar los siguientes pasos hacia la gestión de riesgos climáticos.
Es necesario que este ejercicio se haga anualmente para monitorear el progreso y las mejoras en la asignación de recursos, según los objetivos preestablecidos.
Sin embargo, esta iniciativa más allá enfocarse en la medición, impulsa que instituciones financieras generen compromiso real con sus clientes, para que estos también realicen sus inventarios y desarrollen planes de reducción de emisiones; de tal forma que los beneficios no solo sean tangibles para la entidad financiera, sino también para el entorno y la sociedad.
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