El Nuevo Imperativo para la Administración Financiera

Oscar Luis Chaves

La sostenibilidad se ha erigido como un componente esencial en el ámbito empresarial. En este entorno, dos instituciones clave, la Junta de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB) y la Junta de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB), están uniendo esfuerzos para tejer las consideraciones de sostenibilidad dentro de la estructura de la contabilidad financiera. Esta evolución resulta crucial para los entes que suministran capital —tales como bancos e inversionistas— que buscan comprender en qué medida los compromisos medioambientales inciden en la solidez financiera de las corporaciones.

Capacidades dinámicas y ordinarias en sinergia:

La sinergia entre la visión vanguardista de la ISSB y la metodología consagrada de la IASB está recalibrando la función tradicional de la contabilidad. Este cambio significativo en la contabilidad no solo mejora la transparencia en cuanto al rendimiento financiero de las empresas, sino que también destaca su compromiso con la construcción de un futuro más sostenible y capaz de resistir los desafíos ambientales.

Redefiniendo la vida útil y el valor justo:

Las empresas que prometen reducir sus emisiones de carbono ahora enfrentan nuevas responsabilidades. Esto podría significar que tendrán que reportar costos futuros para compensar sus emisiones, algo que antes no se consideraba. Además, pueden tener que evaluar sus activos —como edificios y maquinaria— de manera diferente, pensando en cómo el cambio hacia una economía más verde podría variar su valor.

Las vidas útiles esperadas de los activos ya no son estáticas. Bajo la influencia de la NIC 36, las empresas están obligadas a considerar el futuro de los activos en un mundo en descarbonización, lo que podría llevar a deterioros que afectarían los estados financieros y, en consecuencia, las decisiones de inversión.

Los cambios regulatorios, la innovación tecnológica y los cambios de mercado hacia la sostenibilidad exigen una reevaluación de la longevidad de los activos. Este aspecto es particularmente crucial para los proveedores de capital, ya que afecta los flujos de efectivo futuros y los retornos de inversión.

Además, la noción de valor justo ahora encapsula las expectativas de los participantes del mercado en una economía más verde, como se describe en la NIFF 13. Los proveedores de capital deben ajustar sus modelos de valoración para incorporar esta nueva dimensión, alineándose con un mercado que favorece cada vez más la sostenibilidad.

Conclusión:

La simbiosis entre los estándares de sostenibilidad de la ISSB y las normas de informes financieros establecidas de la IASB marca un cambio de paradigma hacia la integración de la administración ambiental en el núcleo de la salud financiera.

A medida que las empresas navegan por sus compromisos para reducir las huellas de carbono, los proveedores de capital se están convirtiendo en testigos clave—y participantes—de una nueva era de responsabilidad. El balance general ya no solo relata la historia financiera de una empresa; anuncia su compromiso con un futuro sostenible, ofreciendo una imagen clara de cómo la economía está en transición a un modelo de negocio menos intensivo en carbono.

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