Oscar Luis Chaves B.
La inflación y el objetivo de reducir las emisiones son dos problemas críticos a los que se enfrenta actualmente la economía y el medio ambiente global. Ambos deben reducirse, con el objetivo de reducir la inflación al 2% para 2024 y las emisiones en un 50% para 2030. Sin embargo, las estrategias necesarias para abordar estos desafíos difieren significativamente.
Para combatir la inflación, es necesario reducir la liquidez a través de la reducción gradual y aumentar las tasas de interés. Estas medidas pueden ayudar a enfriar la demanda y estabilizar los precios. Sin embargo, el aumento de las tasas de interés también puede obstaculizar el crecimiento económico.Por otro lado, abordar las emisiones requiere un cambio hacia la descarbonización, que es un concepto más controvertido y difícil de implementar en el mundo moderno. Alcanzar la descarbonización en la sociedad actual parece casi imposible, lo que intensifica el desafío de reducir las emisiones.
Dadas estas circunstancias, es probable que la Reserva Federal (FED) mantenga su política monetaria actual contra la inflación, mediante la aplicación de contracción cuantitativa (QT) y aumentando aún más las tasas de interés. Para reducir efectivamente las emisiones, es esencial realizar una inversión significativa en tecnologías y prácticas verdes, lo que requiere aproximadamente 4 billones de dólares estadounidenses al año hasta 2030.
Hay un paralelo entre los dos objetivos: la necesidad de suprimir la demanda para permitir que la oferta se ponga al día. Actualmente, una demanda sólida está impulsando los precios más allá del umbral deseado del 2%. La única solución viable para aumentar simultáneamente la oferta y cumplir con las restricciones de emisiones es a través de iniciativas verdes.
Tendencias favorables
Si la economía puede lograr una transición suave, se debe a un aumento en la oferta, facilitado por la adopción de nuevas tecnologías verdes. Tres tendencias emergentes respaldan este cambio: condiciones flexibles del mercado laboral, avances tecnológicos y factores geopolíticos que favorecen las inversiones verdes y remodelan los modelos de globalización.
A pesar del desacoplamiento económico, existe un consenso global sobre la crisis climática, junto con la voluntad política de implementar medidas adicionales. El optimismo proviene de la perspectiva tecno-optimista del nuevo orden, que impulsa las reformas necesarias. Los factores geopolíticos, los avances tecnológicos y la innovación continua crean un potencial para lograr avances que cumplan con los objetivos.
Con un compromiso adecuado, es posible combatir la inflación y alcanzar el pico de emisiones, acelerando así el ritmo de reducción en línea con los objetivos de París. Lograr esto requiere una amplia colaboración e inversión a nivel mundial. Sin embargo, la alineación de factores económicos, políticos y tecnológicos brinda razones para el optimismo.
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